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viernes, 3 de febrero de 2017

¿ QUE ES LA FIEBRE Q ?


¿Qué es la fiebre Q?

La fiebre Q es una enfermedad muy extendida, provocada por la bacteria Coxiella burnetii, que infecta a mamíferos, aves, reptiles y artrópodos. En rumiantes produce una enfermedad leve; en bovinos, ovinos y caprinos ocasiona abortos y muertes prenatales.
Se trata de una zoonosis, es decir, de una enfermedad animal que infecta a los seres humanos.
De conformidad con el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE, la fiebre Q está inscripta en la Lista de la Organización y, en cumplimiento de ese Código, los Países y Territorios Miembros tienen la obligación de notifi car los focos de la enfermedad.



¿Dónde existe la enfermedad?

La fiebre Q se diagnosticó por primera vez en 1935, en Australia. Desde entonces se ha detectado su presencia en todas partes del mundo, a excepción de Nueva Zelanda.
Los bovinos, ovinos y caprinos son los principales reservorios de C.  burnetii. La infección se ha diagnosticado en una gran cantidad de animales domésticos, comprendidos perros, gatos, conejos, caballos, cerdos, camellos, búfalos, roedores y algunas aves; todos ellos pueden ser portadores asintomáticos y transmitir la infección a seres humanos.


¿Cómo se transmite y propaga la enfermedad?

C. burnetii se disemina en la leche, orina y heces. Pero las mayores concentraciones de las bacterias se detectan durante la parición, pudiendo alcanzar hasta 1.000 millones por centímetro cúbico en el líquido amniótico y la placenta.
En el medio ambiente, las bacterias adquieren una forma semejante a una espora pequeña, densa y muy resistente, que soporta el calor y la desecación. Contaminan el polvo y el viento puede transportarlas hasta lugares muy alejados.

Son tan infecciosas que la inhalación de un solo organismo puede provocar la enfermedad clínica en animales y personas.
Habitualmente, los brotes aparecen cuando los fluidos de una parición o aborto contaminan el medio ambiente.

La fiebre Q también se propaga por conducto de las garrapatas, que transmiten las bacterias de animales infectados a otros susceptibles.
Como C.  burnetii se disemina en sus heces, las garrapatas también contaminan el medio ambiente. Debido a que las bacterias están igualmente presentes en la leche de los animales infectados, el consumo de leche infectada sin pasteurizar constituye también una vía de transmisión.



¿Cuáles son los signos clínicos de la enfermedad?

C. burnetii afecta principalmente a bovinos, ovinos y caprinos a los que habitualmente provoca una enfermedad leve. Los abortos al fi nal de la gestación son la consecuencia más grave.



¿Cómo se diagnostica la enfermedad?

En las muestras procedentes de abortos o animales infectados, el diagnóstico se confirma mediante la detección de las bacterias o, con mayor frecuencia, se procede a detectar los anticuerpos con pruebas serológicas conformes a las normas que figuran en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para Animales Terrestres de la OIE.


¿Cómo prevenir o controlar esta enfermedad?

En las regiones donde la infección es muy común se procede a la vacunación de los animales.
Por lo general, las medidas sanitarias para eliminar  las descargas vaginales del parto y postparto, así como la limpieza y desinfección del lugar de la parición, impiden la propagación de la enfermedad.
Como se indica en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para Animales Terrestres de la OIE, para manipular a C. burnetii en los laboratorios es preciso aplicar controles rigurosos y las normas correspondientes al nivel 3 de bioseguridad.



¿Qué riesgos implica para la salud pública?

La fiebre Q es una zoonosis peligrosa debido a su elevada infectividad en seres humanos que amenaza a veterinarios, personal de laboratorios y mataderos, así como a criadores. Exámenes han demostrado que un importante número de personas que trabajan con ganado ha desarrollado anticuerpos, lo que índica exposición al organismo.

Menos del 50% de las personas infectadas contrae la enfermedad y la mayoría de las infecciones son leves. Pero los casos humanos pueden presentar fiebre alta, cefalea, dolores musculares, dolor de garganta, náuseas, vómitos, así como dolores de pecho y estómago. La fiebre puede perdura 1-2 semanas y provocar neumonía y trastornos hepáticos. Para tratarla es preciso administrar un tratamiento antibiótico de larga duración.

La forma crónica aguda y debilitante de la enfermedad, que con frecuencia es mortal, se diagnostica en un bajo porcentaje de casos.
Las personas más vulnerables son quienes carecen de sistema inmune o padecen valvulopatías.

La fatiga crónica es también un síndrome posterior a la fiebre Q.

De las infecciones de laboratorio que afectan con mayor frecuencia a los seres humanos, la fiebre Q es la segunda. Se han notificado varios brotes en los que se contagiaron 15 o más personas.

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