El síndrome disgenésico
y respiratorio porcino (SDRP), también denominado enfermedad de la oreja azul,
es una enfermedad muy difundida que afecta a los cerdos domésticos. Entre los
síntomas cabe citar problemas de reproducción, neumonía y mayor susceptibilidad
a infecciones
bacterianas secundarias. Es causado por un virus clasificado en el género Arterivirus.
La enfermedad fue
reconocida por primera vez en los Estados Unidos en 1987, y el virus causal fue
identificado en los Países Bajos en 1991.
El síndrome
disgenésico y respiratorio porcino está inscrito en la lista de enfermedades del
Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE, y los Miembros de la
OIE tienen la obligación de notificar los brotes a la OIE conforme al Código
Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE.
¿Dónde
existe la enfermedad?
La enfermedad se
registra actualmente en la mayor parte de áreas del mundo donde se crían porcinos.
Además de Europa y Norteamérica, fue identificado en China en 1995 y está
presente en Japón, Vietnam, Filipinas, Malasia y Corea, entre otros países de
Asia. Australia, Nueva Zelanda, varios países europeos, partes de África e
India están indemnes.
¿Cómo
se transmite y propaga la enfermedad?
Según parece, la
transmisión del virus SDRP en la práctica se debe con frecuencia al movimiento
de animales infectados. Los cerditos nacidos de las hembras infectadas no
siempre presentan signos pero pueden ser excretores del virus.
No obstante, el virus
se encuentra también en la materia fecal, orina y semen y puede propagarse por
medio de los vehículos o suministros, incluso los insectos son una fuente
potencial de propagación. Asimismo existe la posibilidad de transmisión por el
aire. Se ha demostrado que la enfermedad puede transmitirse también por
inseminación artificial si el semen está contaminado con el virus.
¿Cuáles
son los signos clínicos?
Como lo sugiere el
nombre, hay dos síndromes asociados al SDRP; el fracaso de reproducción en las cerdas
y la enfermedad respiratoria en los juveniles. El fracaso de la reproducción se
caracteriza por infertilidad, abortos, cerditos nacidos muertos o nacidos
débiles que en general mueren poco después del nacimiento debido a la
enfermedad respiratoria y a infecciones secundarias. El estado de preñez, el estado
inmune de la cerda y la virulencia del virus determinan los efectos de la
infección.
En los verracos y las
cerdas jóvenes y adultas de reposición no apareadas, se puede observar fiebre
pasajera y anorexia, pero la infección es con frecuencia inaparente en estas
categorías de animales.
El virus tiene una
predilección por los macrófagos (leucocitos) en los pulmones, donde se
reproduce y reduce la respuesta inmune. El síndrome respiratorio se reconoce
por la dificultad para respirar, fiebre, pérdida de apetito y apatía,
decoloración roja del cuerpo y orejas azules. Los cerdos más jóvenes son los
más afectados. La mortalidad suele ser alta, aunque los animales infectados a
veces no manifiesten ningún signo. Y aunque también se conozca como enfermedad
de la oreja azul, por el suministro restringido de la sangre, este es solo un
signo transitorio.
Con cepas más
virulentas, como ocurrió en los brotes de China en 2006, se pueden registrar
cerdos muertos sin que haya habido signos de alerta.
¿Cómo
se diagnostica la enfermedad?
Dado que para el
aislamiento del virus se necesitan células porcinas y técnicas especializadas,
la detección serológica es común. Las directrices para el diagnóstico de la
enfermedad se describen en el Manual de las pruebas de diagnóstico y las vacunas
para los animales terrestres de la OIE.
¿Qué se hace para
prevenir o controlar esta enfermedad?
Si la enfermedad está
presente en un país o una zona, las medidas de control aplicadas en la explotación
individual pueden servir para prevenir la introducción de la enfermedad. Para
ello, es preciso conocer el estatus sanitario de las cerdas jóvenes de
reposición y los verracos y proceder al aislamiento y aclimatación apropiados
de la población entrante. Los cerdos deben ser sometidos a nuevas pruebas de
detección a su llegada a la instalación de aislamiento y entre 45 y 60 días después,
antes de integrarlos al rebaño.
Si surge un brote en
una explotación, la infección se puede erradicar con medidas de despoblación seguida
de limpieza y desinfección y una eliminación apropiada de los cadáveres.
También se practica la utilización de varios sitios de producción y el destete temprano
segregado con realización de pruebas y retirada de animales.
Existe una vacuna eficaz.
Las vacunas comerciales, tanto vivas atenuadas como muertas inactivadas, se han
utilizado y han sido eficaces para controlar los brotes y evitar las pérdidas
económicas.
Las vacunas deben ser
producidas según las directrices del Manual de las pruebas de diagnóstico y las
vacunas para los animales terrestres de la OIE.
¿Qué
riesgos entraña para la salud pública?
No hay pruebas de
infección humana con el virus
PRRS.
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